miercoles 01 de junio - 2016


LA PEQUEÑA MARIPOSA 

Era una mariposa muy comun, al igual que sus amigos y familia le encantaba volar y disfrutar del rico polen de las flores, pero había un problema, era la mariposa más pequeña de su colonia, lo cual le disgustaba mucho, ya que siempre era la que se resagaba, la que se cansaba primero, la que no podía viajar largas distancias. Aunque nadie la criticaba por eso, ninguna mariposa de su colonia la tomaba muy en serio, siempre era la debilucha y pequeñita. Disfrutaba mucho el poder volar, ya que le parecía fascinante en que los humanos, criaturas muy grandes a su parecer, se hacían cada vez más pequeños conforme ella ganaba altura. Un buen día, sonó la alarma de la colonia de mariposas, la mariposa pequeña fue a investigar enseguida que era lo que había pasado. El motivo de la alarma era que la hija, la pequeña, la pequeña Dulce, quien apenas era una oruga, había caído a una grieta muy profunda pero con una pequeña abertura, razón por la cual ninguno de los guardias podía pasar. La mariposa pequeña supo que había llegado su momento de demostrarles a todos que era capaz, y consiguió por fin encontrarle un uso a su pequeño tamaño y se ofreció de voluntaria para trae a Dulce de regreso. La entrada de la grieta era muy pequeña, incluso a la pequeña mariposa se le dificultó deslizarse por la abertura, pero lo logro. Descendió hasta lo más profundo y encontró a la pequeña Dulce llorando desesperada y con miedo. -No llores más pequeña. Dijo la pequeña mariposa - Vine aquí a rescatarte. La pequeña oruga se asustó pues no esperaba que alguien fuera a rescatarla. Cuando el susto se le paso, dejo de llorar y fue lo más rápido que pudo hasta donde estaba la pequeña mariposa, quien la levantó din mucho esfuerzo y salieron de la grieta. Todos las demás mariposas quedaron sorprendidas y aplaudieron el acto heroico de la pequeña mariposa, quien fue nombrada con título real por su servicio al Reino. Después de esa experiencia la pequeña mariposa aprendió que debemos de usar nuestras cualidades para hacer cosas buenas y jamás debemos dejar permitir que nuestra forma física sea un impedimento para que seamos felices. Darle gracias a Dios por las cualidades y por la forma en que el nos creo, pues si lo hizo fue por algo bueno no por malo, hay que ser agradecidos con lo que tenemos y no decaer ante esto, seguir adelante y demostrar que podemos ser más de lo que los demás piensan de uno.



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